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martes, 18 de mayo de 2010

LA CONTROVERSIA SOBRE EL SÁBADO-DOMINGO

La cuestión decisiva no es la que en apariencia podría significar la mera diferencia entre uno y otro día (sábado y domingo). Muchos cristianos sinceros, guardadores del domingo, están hoy reposando plenamente en Cristo para salvación. Están guardando el día equivocado, pero por la razón correcta, por la verdadera motivación. De igual manera, muchos cristianos sinceros guardan hoy el sábado porque piensan que esa observancia del sábado les salvará. Están guardando el verdadero día de reposo, pero lo hacen por la razón equivocada. Ambos están en necesidad de corrección, y si lo permitimos, el Espíritu Santo lo hará, a medida que nos guíe a toda la verdad (Juan 16:13).

Cuando el evangelio del reino sea predicado a todo el mundo por testimonio a todas las naciones (Mat. 24:14), polarizará a toda la raza humana en solamente dos grupos: los creyentes y los incrédulos (1 Juan 5:19). Habrá solamente aquellos que reposen plenamente en Cristo, y los que lo hayan rechazado irreversiblemente. En el tiempo del fin, todos los que se alisten bajo la bandera de Cristo adorarán al Señor del sábado; su observancia del sábado será el signo exterior (el sello) de la justicia que recibieron ya por la fe, de la misma manera en que Abraham "recibió la circuncisión como señal, como sello de la justicia de la fe que obtuvo estando aún incircunciso" (Rom. 4:11).

Al final del tiempo, aquellos que hayan deliberadamente vuelto sus espaldas al don gratuito de Dios de salvación en Cristo, adorarán al "dragón que había dado autoridad a la bestia" (Apoc. 13:3, 4). Exaltarán el domingo como el día de reposo del hombre, en (oculto) desafío al día de reposo de Dios. El meollo, pues, en el conflicto final, no será solamente la controversia entre dos grupos de cristianos, ni siquiera entre dos días distintos de reposo, sino entre dos métodos de salvación opuestos. El conflicto se centrará en el sábado, significando la salvación por la sola fe, y el domingo, significando la salvación por el esfuerzo humano.

A lo largo de toda la Escritura, el asunto fundamental va referido a la disyuntiva 'salvación por fe, versus salvación por obras'. En el corazón del mensaje de la Biblia está la salvación por la gracia, hecha efectiva por medio de la fe (Hab. 2:4; Rom. 3:28; Gál. 2:16; Efe. 2: 8, 9; Heb. 10:38, 39; Heb. 11:1-40). En el corazón de toda religión falsa está la salvación por las obras. En tiempos antiguos el domingo vino a ser, no solamente el día para el reposo físico y mental del hombre, sino que por encima de todo simbolizaba el día de reposo espiritual y adoración basado en la creencia pagana de que el sol era el principal de los dioses. Eso se hizo prominente en el imperio Romano, en los días de Cristo. De manera que, desde su mismo origen, el reposo del domingo es una institución pagana que representa la justicia propia, en contraste con el sábado de Dios, señal de la justicia que viene solamente por la fe. Esos conceptos opuestos de la salvación han estado en conflicto desde la entrada del pecado, y son irreconciliables.

Cuando el verdadero evangelio de la justicia por la fe sea plenamente restaurado y predicado a todo el mundo por testimonio, toda persona tendrá que hacer la elección: por Cristo, o contra Él (Deut. 30:19, 20; Jos. 24:13-15; Rom. 9:30-33; Fil. 3:3-9). En ese tiempo, el sábado será el sello de Dios, representando la justificación por la fe. La observancia del domingo, en contraste con lo anterior, representará la marca de la "bestia", significando el rechazo del hombre de la gracia salvífica de Dios en Cristo (Apoc. 14:9-11). Cuando se promulguen leyes que hagan obligatoria la observancia del domingo, significará el rechazo deliberado y final del mundo hacia el ofrecimiento amoroso de Dios, de salvación mediante su Hijo.

Esa es la "abominación de la desolación" de la que habló Cristo (Mat. 24:15). Los que insistan entonces en el reposo del domingo estarán en oposición consciente y voluntaria al sábado de Dios, y recibirán las plagas, la ira de Dios derramada sin mezcla de misericordia (Apoc. 14:9, 11). En contraste, los que se adhieran al sábado del séptimo día en ese ambiente de oposición, lo harán solamente mediante una fe inconmovible en Dios.

Atravesarán el tiempo de angustia y habrán lavado sus ropas, y las habrán emblanquecido en la sangre del Cordero (Apoc. 7:14).

Debido a que tantos cristianos tienen ideas todavía confusas acerca de la salvación, la verdadera naturaleza del conflicto entre el sábado de Dios y el domingo (pagano-papal) del hombre tampoco se comprende aún con claridad. Pero cuando los dos métodos opuestos de salvación vengan a ser confrontados, la verdadera importancia del sábado será igualmente manifiesta. En ese tiempo la observancia del sábado será de una forma muy especial la prueba de la fe.

Que Dios nos de a cada uno la gracia y el valor para mantenernos por la verdad. "El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén" (Apoc. 22:20, 21).

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